Alejandro López Robles, dirigente del Comité Directivo Municipal de la Confederación Nacional Campesina, aseguró que al menos 2 mil reses —de un total aproximado a las 3 mil 800 del sector social— fueron sacrificadas por la falta de alimento debido a que las lluvias de enero y febrero no fueron suficientes para que la hierba crezca y alimente al ganado. “La mitad de nuestros animales los sacrificamos debido a la sequía y la falta de alimento, ya que si queremos sacar alguna ganancia, tenemos que matar la mitad”, señaló el dirigente. Advirtió que de prolongarse la sequía en este año, habrá necesidad de sacrificar más animales para que no mueran de hambre, sobre todo los pequeños.
En la ciudad tamaulipeca hay un registro de 688 ejidatarios, de los cuales 120 están dedicados a la ganadería y que a causa de la extrema sequía han tenido que vender a bajo precio su ganado en Estados Unidos o sacrificarlo para que no muera de hambre.
Mencionó que el apoyo que el gobierno federal les otorgaba en diesel, ya no lo tienen desde agosto de 2011, y el costo de las pasturas subió de precio, “lo peor es que no hay alimento para el ganado”.
De los 16 ejidos con que cuenta la ciudad, ocho están en las márgenes del río Bravo, pero no todos son susceptibles de sembrar, debido a los acuerdos que hay entre México y Estados Unidos sobre las cuotas de agua destinadas para el cultivo, y los agricultores no cuentan con la tecnología para hacer rendir más sus tierras, dijo López Robles.
Los cultivos que permanecen gracias a la escasa humedad son Ray Grass, trébol y avena forrajera, los cuales están establecidos desde el pasado mes de octubre, ya que se trata de sembradíos de la temporada invernal.
Pero esto sólo aseguró el alimento para el ganado durante diciembre, no así para esta temporada previa al calor, por lo que el pastoreo directo peligra.
[ElUniversal]