El mejor partido del torneo fue el último. El Clásico Joven reafirmó su categoría con un partido digno de lo que representan América y Cruz Azul y que terminó en un empate que sirve de muy poco a ambos, pues América cayó del segundo al tercer lugar general y Cruz Azul se despidió del torneo.
Fiel a su estilo y a lo hecho en toda la temporada, América empezó con paso arrollador. No habían transcurrido ni 10 minutos de juego cuando el Christian Benítez comenzó a poner orden en la casa. Un magistral pase de 50 metros de Paul Aguilar encontró al ecuatoriano, quien ganó la espalda de Jair Pereira para luego ponerle un “sombrerito” a Corona y hacer explotar el Azteca.
La hecatombe no paraba. Un Cruz Azul maniatado y que al parecer no le importaba perder el orgullo con tal de pensar en la Libertadores dejó de nueva cuenta sólo al artillero americanista en una jugada en la que él mismo cedió al “Rolfi” Montenegro, quien le regresó la cortesía y fusilar por el centro del área para hallar su gol 14 en el torneo.
Lo que parecía impensado se volvió una realidad. Benítez emparejó el liderato de goleo y La Máquina Celeste regalaba el partido en un cuarto de hora.
Entonces el espíritu y la esencia que convirtieron a Cruz Azul regresaron y llenaron de lucidez a Enrique Meza y compañía. Jair Pereira lavó su error al rematar en el área tras un tiro de esquina y recortar distancias, mientras que el “Ojitos” recompuso su planteamiento y metió a Javier Aquino para regresar a cuatro defensas y sumar gente al ataque.
El partido se convirtió en celeste.
Gerardo Flores remató dos veces en el área chica, siendo Muñoz en primera y el poste en segunda instancia los que evitaron el empate, además de que la media tijera de Omar Bravo fue interrumpida por Diego Reyes en la línea. La Máquina había intercambiado los papeles y ya merecía el empate.
Hacía falta un actor. El árbitro Mauricio Morales apareció con dos pifias que eran de otro partido. El nazareno pitó un penal inexistente que le dio la posibilidad a Benítez de llegar a 15 goles y alzarse con el título de goleo, pero Jesús Corona no pensaba igual y atajó de gran forma el cobro. Justicia le llaman.
El segundo error apareció con una falta de “Chucho” Benítez que merecía la amarilla y que desde la tribuna se apreció como el silbante contuvo la mano para no sacarla.
Vinieron 15 minutos de descanso. No sólo para los 22 soldados que estaban regalando el mejor partido de la temporada, sino para los más de 90 mil espectadores que pusieron un marco esplendoroso.
El juego táctico comenzó. Meza mandó a la cancha a Emanuel Villa y Maranhao en busca de la Liguilla, mientras que Rosinei –quien reaparecía tras 11 partidos sin jugar- y Layún fueron las opciones de Herrera en busca de no perder el partido.
América bajó el ritmo, mientras que Cruz Azul avisó con un contragolpe relampagueante que Aquino no pudo firmar, pues el empate debía de llegar por conducto del ídolo.
El empuje celeste dio para que Omar Bravo recordará viejos tiempos, recibiera una pelota y cediera a Emanuel Villa ante la marcación de Aquivaldo. El “Tito” se puso tan nervioso como un león a punto de consumir a su presa y fusiló con potente disparo raso a Moisés Muñoz para regresar la paridad.
El Clásico no se podía ir sin el conato de bronca. Vuoso y Araujo los protagonistas de los empujones y manotazos que no pasaron a mayores, mientras que del otro lado Aguilar y Bravo quedaban tendidos en la cancha, reflejo de la batalla que se había librado.
Pero aún quedaban los últimos minutos y un error arbitral más. Emanuel Villa fue derribado en el área, pero Morales la marcó afuera y aunque Cruz Azul tuvo para ganar el partido con un tiro raso de Israel Castro, todo murió con el silbatazo final.
América deberá pensar en la visita que tendrá que hacerle al Pachuca al terminar en el tercer lugar general, mientras que Cruz Azul –que murió con la cara en alto- se enfocará en la Copa Libertadores ante el Libertad.
[MEDIOTIEMPO]