Sus groupies lo esperan hasta que sale del entrenamiento. Lo miran fijamente, embelesadas, pero a la vez tímidas. Se le acercan para pedirle un autógrafo y también una foto.Emanuel Villa, gustoso, acepta. Las jovencitas le dan la playera de los Pumas y el argentino firma la prenda que le ha significado su máximo calvario desde que juega en México.
Cambiar La Noria por el Pedregal terminó por ser un tormento para El Tito. Si el domingo ante el Atlante no consigue dos tantos, será su peor torneo en el futbol nacional (ha participado en 11).
Tiene tres goles enfundado en la camiseta auriazul y su registro más bajo es de cinco en el Apertura 2006 (Atlas) y Apertura 2010 (Cruz Azul).
Se podría pensar que el tiempo que estuvo inactivo en el conjunto felino pudo haberlo afectado. Pero no es la campaña con menos participación para el ariete, pues esta temporada jugó 959 minutos y la anterior con La Máquina 862 para hacer ocho anotaciones.
En el Universidad tiene muy pocos meses, pero muchas circunstancias adversas. Le costó trabajo el gol. Aseguró que no se desesperaba, aunque expresó que siempre lo buscaría y lo encontró en la la fecha cinco contra Santos.
Volvió a marcar en la siete contra Morelia y de ahí en adelante todo cambió. El cese de Joaquín del Olmo y la llegada de Carrillo terminó por ser el punto de quiebre para el argentino, pues incluso se tuvo que resignar a ni siquiera ser contemplado por el estratega para estar en la banca en partidos clave.
Hasta al rector de la UNAM, José Narro Robles, le llegaron a extrañar sus ausencias en las alineaciones de Carrillo.
Antonio Torres Servín, entrenador interino de los Pumas tras el despido del Capello, no quiere que Villa se vaya, pese a lo mal que la ha pasado. Nadie de la directiva universitaria se ha manifestado al respecto. Silencio y más silencio.
Sus compañeros con los que ha convivido en los últimos meses en CU y que incluso han padecido el haber sido borrados por Carrillo se muestran solidarios con El Tito. Ellos no lo culpan por meditar su salida de la institución felina.
“Cuando eres relegado, tienes que tomar tus decisiones. Uno como amigo tiene que apoyarlo. Trato de hacerlo sentir bien y me parece que se sintió como en casa, en cuanto al grupo. Hubo otras decisiones que lo afectaron muchísimo, la pasó muy mal y contra eso no hay nada. Tiene que analizar si emigra o si se da una segunda oportunidad en Pumas, que ojalá tenga las ganas”, resume Jaime Lozano, con quien Villa también compartió equipo en Cruz Azul.
“Tito está tranquilo, es un gran profesional, ha pasado momentos duros, pero ha trabajado al 100 por cien. Hay que dejarlo y va a demostrar. Tendrán que negociar que se quede”, comparte el ofensivo español Luis García Sanz.
Las horas pasan. Villa, quien guarda silencio sobre su futuro, a diario reparte autógrafos en CU. En ese lugar está cerca de vivir su peor temporada en México de no hacer un doblete este fin de semana. Después del duelo contra Atlante podría dejar el tormento de haber sido auriazul para tristeza de sus groupies felinas.
[Central Deportiva]