La madurez es algo que no se inventa. Pero, cuando se posee, tampoco se esconde. Se hace evidente en cada palabra.Rafael Márquez Lugo atraviesa lo que define como el mejor momento de su carrera. Tiene la responsabilidad de ser el hombre-gol de Chivas. No se asusta. Lleva cinco tantos (metió otro contra América, que se dio oficialmente como autogol de Diego Reyes) y va por más.
El hablar tranquilo descubre, a lo largo de la charla exclusiva con CENTRAL DEPORTIVA, a un delantero consciente del terreno que pisa y la obligación que carga, luego que un equipo acostumbrado a no invertir en contrataciones, ha pagado una cantidad elevada por él.
Su diagnóstico del equipo es honesto. Desde afuera, admite, era notorio que el Rebaño Sagrado tenía un panorama complicado, al jugar sólo con jóvenes. Reforzarse era obligado. Por eso llegaron Márquez Lugo y Luis Pérez.
-Llegaste a un club no acostumbrado a gastar en refuerzos. Por ti se pagaron 50 millones de pesos, ¿qué te dice esa cifra, a qué te compromete?
«Sin duda alguna que me da una responsabilidad y un compromiso inmenso con esta institución. Al mismo tiempo, me da alegría, porque es un reconocimiento muy importante a mi trabajo, el que se me valore de esa manera. Lo más importante es responder en la cancha el por qué se fijaron en mí y por qué se atrevieron a pagar, siendo un equipo que regularmente no trae gente, que está acostumbrado más a sus fuerzas básicas. Si fueron 10, 15 o 20, no sé, pero debo demostrar por qué pagaron esa cifra. El compromiso y reto es importante, pero al mismo tiempo, muy halagador».
-Pero no sólo refuerzos, también se ha gastado mucho en un proyecto holandés. ¿Desde afuera se veía tan mal Chivas como para necesitar una inversión así?
«Este… no sé, porque no estuve en ese momento».
-¿Cuál era tu percepción?
«De afuera se veía que necesitaba el equipo reforzarse, porque en México es complicado jugar con puro chavo. Normalmente, la fórmula es tener dos o tres chavos y cinco o seis de experiencia. Es la manera en que a los chavos los arropas y pueden ir poco a poco saliendo. A simple vista parecía que era mucho joven, que sí tenían una idea y que son muy buenos jugadores todos, pero necesitaban esa gente de experiencia que los arrope».
Para esta campaña, el Guadalajara ha incorporado a dos hombres experimentados. Al parecer, aún no es suficiente. Rafael Márquez Lugo no habla por hablar. A los 30 años de edad, eso resulta un lujo no permisible. Por eso, piensa bien sus palabras. Admite que no es sencillo llevar las riendas de un plantel joven.
«Ahora nada más somos cuatro [jugadores de experiencia] y de repente también te cuesta. Tienes que estar ahí al pendiente de ellos, tienes que estar en los partidos hablando mucho. No es sencillo y sobre todo, porque no hemos estado acostumbrados a eso. Lo he platicado con Luis [Pérez] y no estaba acostumbrado. Monterrey es pura gente de experiencia. Yo vengo de un Morelia que también promediaba edad de 28 o 30 años», reconoce el goleador.
-Sabes de clubes grandes, porque jugaste en Pumas y América, ¿este es el equipo que más responsabilidad te ha cargado?
«Desde luego que sí, porque en Pumas estuve de los 12 a los 20 años, ahí me formé y nunca me tocó ser realmente un referente. Cuando empecé a jugar fue muy rápida mi salida. En América
Entré, porque el director deportivo me tenía mucha confianza, pero no llegué como solución ni mucho menos. Acá vengo simplemente en el mejor momento de mi carrera, esperando mucho de mí. Es el reto más grande y en mi mejor momento».
-Ahora que estás dentro [del Guadalajara], ¿te parece que este es el camino correcto?
«Sin duda que sí. Creo que es normal que genere dudas hacia la gente que está fuera, la prensa y la afición, pero en el interior del grupo, con el director técnico, con el dueño, todos los que estamos aquí metidos sabemos que vamos por buen camino. Si bien es cierto que esto se mide con resultados, el equipo va bien».
[Central Deportiva]