¿Tu pareja y tú se han dado “encerrones” de horas enteras en las que has tenido sexo cuatro o cinco veces? Hay veces en que tus pensamientos son tan pícaros que te sonrojas y mueres de ganas por volver a estar con tu pareja. ¿Eres adicto al sexo? ¡Claro que no! Pero definitivamente hay cosas que tienes que saber sobre este problema, para distinguir los comportamiento nocivos de las actividades normales e inofensivas.
Qué implica no poder dejar de tener sexo
1. El síntoma más común es no poder dejar de pensar en sexo, al grado de que trabajar, establecer relaciones sanas y hacer cualquier otra cosa se vuelve prácticamente imposible. Su mente está fija en tener relaciones sexuales todo el tiempo.
2. El factor riesgo es fundamental para un adicto al sexo. Sin importar lo que esté en peligro (su salud física, integridad moral o emocional), esta persona siempre querrá tener sexo.
3. No todos los adictos son criminales, es decir, no siempre cometen actos ilegales como el exhibicionismo o la violación.
4. La culpa y vergüenza tienden a ser consecuencia de las acciones de un adicto al sexo. Sin embargo él o ella siente que no tiene control sobre su comportamiento, sin importar las consecuencias que este le haya traído a su vida.
5. El tratamiento para la adicción al sexo normalmente se enfoca en controlar el comportamiento adictivo para poder desarrollar una sexualidad sana y tener una vida normal. La terapia individual, de grupo y en algunas ocasiones, ciertos medicamentos, pueden ayudar.
BONUS de vocabulario: aunque es cierto que no se puede llamar a un hombre “ninfomaníaco”, (el término, que significa adicta al sexo, sólo aplica para mujeres) sí existe un término para la adicción sexual masculina: sátiro o satiriaco (las ninfas y los sátiros son personajes de la mitología griega).
¿Conoces a algún adicto al sexo? ¿Alguna vez has considerado que tú podrías serlo? ¿Por qué?
[La Patilla]