Duke era un perro feliz y muy amado por su familia humana. Hace tres años fue adoptado y vivió plenamente, hasta que le fue detectado un agresivo cáncer. Aunque sus dueños tomaron la difícil decisión de cortarle una pata, la enfermedad ya se había esparcido por todo su cuerpo
Ningún tratamiento lo salvaría.Es por esto que sus dueños debieron tomar una difícil decisión: dormirlo para siempre, y así evitar su sufrimiento.
Sin embargo, antes sacrificarlo, su familia organizó una fiesta de despedida: un gran día de juegos y mucho cariño.
Quizá Duke nunca supo que se estaban despidiendo de él, pero con seguridad, le transmitieron cuánto lo querían.
Su familia compartió las fotos del último y feliz día de Duke con conmovedoras frases en primera persona. A continuación, las reproducimos tal como aparecieron en su blog.
[La Patilla]