Ciudad de México.- En las escuelas del país se necesitan protocolos de seguridad para las escuelas, ya que el ambiente permeado por la delincuencia y la violencia en zonas de conflicto, como Michoacán o Tamaulipas, ha provocado daños en los jóvenes y adolescentes. Así lo aseguró Carlos Cruz, presidente de Cauce Ciudadano, una asociación civil que trabaja con jóvenes en zonas con alta presencia de la delincuencia organizada. “Los chavos no pueden seguir yendo a la escuela como si no tuviéramos un conflicto interno”, afirmó el especialista.
“No solamente se normaliza la violencia, sino se mira o se observa por parte de los adolescentes como un modus vivendi la posibilidad de estar en redes de la delincuencia organizada”, aseguró.
Las escuelas de educación básica, en especial las secundarias, enfrentan 14 formas de delito que producen un beneficio patrimonial, aseguró Cruz, y son esos los que acaban con el tejido social.
Cruz explicó que los niños y jóvenes en las zonas de conflicto empiezan a tener daños psicosociales, lo que provoca un problema de salud mental público.
La violencia que están viviendo afuera de las escuelas, como los enfrentamientos entre los grupos de la delincuencia organizada y las autodefensas o el gobierno federal van creando un problema psicosocial porque hay daños por estrés postraumático.
Tan solo en el presente año 858 escuelas de educación básica han suspendido actividades por la violencia en Michoacán, lo que ha provocado que miles de estudiantes pierdan clase.
En Tamaulipas el Gobierno desconoce el número de escuelas que han suspendido clases debido a la violencia.
Reforma dirigió la pregunta a través de transparencia al Gobierno tamaulipeco sobre las afectaciones a los planteles por la violencia en la entidad y este respondió que el Gobierno no contaba con esa información.
[El Mañana]