El basket se ha convertido en el motor de esperanza para la comunidad indígena ‘triqui’ de Río Venado, en el estado mexicano de Oaxaca.
Una selección de niños procedentes de esta zona se ha convertido en el orgullo nacional después de imponerse en el IV Festival Mundial de mini-basket, celebrado en Córdoba, Argentina, esta semana. Curiosamente, algunos de ellos juegan descalzos.
El equipo forma parte del proyecto de la Academia de Baloncesto Indígena, una asociación sin ánimo de lucro que se dedica al desarrollo y fomento del basket como base de la formación de los niños. Bajo la dirección del ex entrenador Sergio Zúñiga, funciona desde hace tres años en los que algunos equipos han participado ya en eventos internacionales con bastante éxito.
Los triunfadores en el evento de Argentina, que a su llegada a México fueron recibidos con aplausos en la Cámara de Diputados nacional, son ocho niños de entre ocho y once años de edad. Cuatro de ellos juegan descalzos. Su elección se realizó, como siempre ocurre en esta academia, en base a las buenas notas obtenidas en la escuela. Además se les exige como requisito hablar el idioma indígena y ayudar en las tareas domésticas en sus casas.
“Las victorias del equipo triqui de la Academia de Oaxaca son un orgullo para los mexicanos”, dijo en su twitter el presidente de México, Enrique Peña Nieto.
El éxito logrado en Argentina es el colofón a un año 2013 magnífico en cuanto a resultados para esta organización. En marzo ganaron el Youth Basketball of America, un certamen internacional celebrado en Monterrey, de donde pasaron a Orlando para jugar una fase final en la que acabaron en segunda posición.
El hecho de jugar descalzos resulta fundamental en el rendimiento de los que están más habituados. En algunos torneos, como el de Orlando, se les obligó a llevar zapatillas y varios aseguraron sentirse incómodos y ser mucho más lentos con ellas.
[Mundo Deportivo]