Scott Eastwood, de 27 años, ha heredado el talento y la belleza de su padre, el actor y director estadounidense Clint Eastwood
No es un secreto que la belleza se hereda. Lo que sí fue una sorpresa es lo sexy que se ve Scott Eastwood, hijo del famoso (y muy guapo) actor y director estadounidense Clint Eastwood.
El joven actor de 27 años concedió una entrevista a una revista que además lo retrató en un escenario marítimo, ambientado al estilo de los años 60, y en la que habló de su deseo de seguir los pasos de su padre.
“Quiero ser un hombre de verdad, no un actor juvenil o una estrellita del pop, pero no un primer actor de pacotilla”, dijo.
Scott insistió en que no se ha beneficiado de las influencias de su familia para convertirse en estrella de cine y en que ha trabajado muy duro para llegar a donde está. En su carrera se cuentan diez cintas, dos de ellas dirigidas por su padre.
“La gente cree que todo se me ha dado en las manos, pero eso no podría estar más lejos de la verdad”, dijo el actor nacido en California, y cuyo nombre real es Scott Clinton Reeves.
Pero eso no quiere decir que no haya aprendido nada de su padre, el legendario protagonista de “Harry, el Sucio” (de 83 años), quien ha estado en la industria cinematográfica desde 1950.
“Como director y actor, el lema de mi padre es ‘Di la verdad’. La única forma de hacer eso es tener experiencias de vida y ser un contador de historias”, añadió.
Y parece que el esfuerzo de Scott ha comenzado a dar frutos, pues consiguió un papel al lado de Brad Pitt y Shia LaBeouf en “Furia”, una cinta que comenzó a filmarse este mes. También aparecerá en una cinta llamada “La ola perfecta”, en la que interpreta a un surfer que está en busca del oleaje ideal.
El actor tiene los mismos ojos azul profundo de su padre, la misma mirada desafiante y un cuerpo de tentación. Pero su padre tiene en su haber cinco premios Oscar, dos de ellos por las cintas Million Dollar Baby y Unforgiven, que le valieron los galardones a Mejor Director y Mejor Película en ambos casos. Scott apenas comienza, pero nadie sabe hasta dónde puede llegar.
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