El cantante protagonizó una emotiva velada en el Auditorio Nacional, en donde sus seguidores cantaron, bailaron y disfrutaron la actuación
Juan Gabriel hizo gala de su experiencia y del dominio que tiene del escenario al iniciar los festejos por 40 años de trayectoria musical en El Auditorio Nacional, donde hizo bailar, cantar y emocionarse a las diez mil personas que acudieron a su celebración.
Apenas diez minutos después de la cita, a las 20:40 horas, el cantante salió al escenario y entonces inició la euforia que sus fans le mostraron a lo largo de la velada. El tema “Se me olvido otra vez” sirvió de apertura para que los invitados que aún estaban llegando al foro tomaran su lugar y el anfitrión hiciera lo propio, robando así la atención del público.
A partir de entonces se dio una gran comunión entre el arista y sus seguidores. Él cantaba “No tengo dinero” y la aprobación se apreciaba de inmediato en los coros espontáneos que se reproducían en la sala y que se sumaban a la novena de coristas que lo acompañaban en el escenario.
La escena era constante, el público igual aplaudía o sonreía para aprobar sus acciones, cuando se mostraba provocativo con sus frases y ademanes, como cuando ofreció “Inocente pobre amigo”, que cuando lucía pícaro y coqueto al ofrecer “Cuando quieras déjame”.
Y qué decir cuando se dirigía a sus seguidores, entonces la alegría se reproducía en suspiros, sonrisas, aplausos y gritos.
“Gracias por venirme a visitar. Quiero que sepan que todas las noches van a ser diferentes, porque estoy cambiando las canciones y porque quiero cantarles unas que casi nunca canto”, expresó el anfitrión antes de seguir con “Estás tan dentro de mí” y al referirse a los repertorios que ofrecerá durante su temporada en el Auditorio Nacional.
“Jamás me cansaré de ti” siguió en el repertorio que eligió para la velada, y de nueva cuenta encontró la aprobación del público, que apenas se reponía de la emoción de ver al festejado bajar del escenario y caminar por uno de los pasillos, donde una docena de guaruras en aras de proteger a Juan Gabriel frustraron el sueño de sus fans, de querer tocarlo, saludarlo, verlo.
Sin embargo, aunque a distancia, marcada por el tipo de butaca adquirida, el cantante siguió complaciendo a sus admiradores. A algunos cantándoles el tema preferido, como sucedió con María que al corear “El Noa Noa” proyectaba la emoción que le representaba la interpretación de su artista, aun cuando éste nunca alcanzo sus mejores notas.
A otros, bastaba que mostrara su pícara sonrisa o su contoneo coqueto y provocador para que se sintieran satisfechos de haber acudido a la cita con su artista, quien pese a su sobrepeso y a los problemas que enfrento con su holgado pantalón que en más de una ocasión tuvo que levantarse, derrochó energía y sensibilidad en su show.
En repetidas situaciones dedicó palabras de agradecimiento al público y también se refirió a quienes han interpretado su sensibilidad. Lo hizo cuando acompañado del mariachi, que se sumó a los 14 músicos que ya estaban en el foro, ofreció “No discutamos” y giro su mirada a la imagen de Lucha Villa que se reproducía en la pantalla central del auditorio. Y también cuando expresó “una vida toca muchas. Roberto Carlos, Julio Iglesias y Nana Mouskouri gracias a ellos, porque a pesar de la tecnología no he podido encontrarlos para decirles muchas gracias por haber cantando mis canciones”.
En su rostro, el también compositor reflejaba cansancio, pero la reacción de sus invitados seguía aportándole fuerza y así lo comentó al hacer nuevamente una pausa para presentar a sus invitados especiales.
“Gracias a toda la gente que me acompaña, aquí hay mucha gente de muchos años… está Juan Carlos, productor de Televisa; el gobernador de mi tierra Chihuahua, César Duarte, con su esposa e hijos”, expresó y añadió.
“Miré como estoy de tantos años de trabajo, pero no me rajo y ¡Arriba Juárez¡”, dijo y siguió con “Se me olvido otra vez”.
Parado en el pasillo que separa la primera fila del escenario, el anfitrión se dio tiempo para presentar a otro de sus invitados, Luciano Pereyra, a quien además cedió el micrófono para que al ritmo de “Déjame” mostrará sus alcances, mientras él lo observaba orgulloso.
Con “Me nace del corazón” y “Así fue” volvió a demostrar la versatilidad con la que se maneja y maneja el escenario y al público, que de nueva cuenta reaccionaba ante la sensibilidad que Juanga imprimía a su canto, a sus movimientos, a sus frases.
Sus grandes clásicos se escucharon en la velada, por lo que al ritmo de “Hasta que te conocí” volvió a “levantar” al público de sus butacas para seguir con la fiesta; mientras que con “Amor eterno” provocó los suspiros y llantos espontáneos en la sala.
Los jóvenes, adultos y maduros que llenaban la sala estaban tan emocionados como el cantante, que había elegido “Por qué me haces llorar” para concluir su primera noche en El Auditorio, pero la respuesta del público lo hizo seguir con “Insensible” y cerrar con “Yo no nací para amar”, luego de casi tres horas de un exitoso derroche de emociones.
[Milenio]