Ninguno de los dos sabe lo que es levantar la “Orejona”, pero ambos han hecho méritos suficientes para ganarse el derecho a pelear su propiedad en 90 o más minutos sobre el rectángulo verde.
Auténticas bestias del área, el alemán Mario Gomez del Bayern Munich, y el marfileño Didier Drogba del Chelsea, son pilares fundamentales para que el cuadro bávaro y el de los “Blues” hayan llegado al final del camino por la UEFA Champions League. Ambos con sus goles dieron pases y le pusieron espectacularidad al torneo en el que se ve el mejor futbol del mundo.
La rigidez y disciplina que marca el día a día de la cultura alemana se refleja en el futbol que partido a partido desarrolla Mario Gomez. Pese a que por las venas del centro delantero teutón no circula sangre pura de Alemania, su compromiso para con el gol y la definición luce como una obligación.
Para “Super Mario” sellar un gol no es motivo de festejo, es simplemente el cumplimiento de su trabajo y de la “obligación” que la historia le ha regalado para corresponder a la historia de su país y del Bayern Munich.
Los 12 tantos que marcó (13 si sumamos la etapa de calificación) a lo largo de 11 partidos en la presente edición de la UCL, no son extraordinarios sino descomunales, aunque dos datos son los que hacen más grande esta cifra. El centro delantero ha disputado un total de 883 minutos lo que da en promedio un tanto cada 73 minutos, solamente superado por la historia de Lionel Messi.
Gomez no sólo se dio el lujo de marcar un doblete ante el Manchester City, sino que hizo gala de su talento al hacerse de un “hat trick” ante el Nápoles y luego romper todos los esquemas con los cuatro tantos que anotó ante el Basel suizo en la goleada de 7-0 durante los Octavos de Final.
Su carrera y fortaleza física parecen ir en picada, pero sus deseos y corazón son cada partido más grandes y complicados de subestimar. Didier Drogba comienza a ver el ocaso de su andar por el futbol y no querrá despedirse sin saber lo que es levantar uno de los trofeos más importantes en el mundo.
Alternando la posición de centro delantero con Fernando Torres y hasta con Nicolas Anelka, el atacante marfileño ha sacado su mejor futbol en el momento decisivo y ha sido pilar para ver al Chelsea en una nueva final de la Champions League.
Fueron 550 minutos los que vio acción en la cancha, pero eso no fue impedimento para que marcara siete goles. Quizá en números su mejor partido fue ante el Valencia marcando dos goles, pero lo hecho ante el Nápoles y el Barcelona simplemente demuestran que los deseos no responden a la edad.
Ante el cuadro italiano fue fundamental para comenzar una remontada en el que perdía 1-3 y terminó por llevarse la serie 5-4, anotando el gol que enseñó el camino. Lo hecho contra el equipo catalán también raya en lo heroico más allá del gol que consiguió para dar ventaja en la ida, pues sus labores como ofensor quedaron de lado para convertirse en un lateral que defendía como cualquier animal dispuesto a defender a su presa.
El hábitat ahora le da ventaja al depredador alemán, pues la batalla se dirimirá en su campo y con el respaldo de los suyos, aunque eso no debe ser impedimento para el “elefante” marfileño que ahora busca saciar su sed de triunfo sin importar los terrenos que tenga que pisar.
[MEDIOTIEMPO]